«El peor hotel del mundo»

En el centro de Amsterdam, se sitúa el Hans Brinker Budget Hotel, el cual se proclama así mismo como «el peor hotel del mundo».

En su página web se definen así: El hostal barato de Amsterdam Hans Brinker está orgulloso de haberse pasado cuarenta años defraudando a los viajeros. Presumiendo de que sus niveles de confort pueden compararse con una prisión de mínima seguridad, el Hans Brinker ofrece también algún tipo de sanitario y un comedor abierto intermitentemente que sirve una amplia gama de platos basados en huevos mocosos.

Y describen los servicios y comodidades que ofrecen de esta forma:

  • Un bar en el sótano mal iluminado y sin ventilación. 
  • Un patio de cemento donde puedes relajarte y disfrutar del sol, suponiendo que lo haga.
  • Un ascensor que nunca se queda colgado entre dos pisos. 
  • Un bar donde se sirve una cerveza algo aguada. 
  • Ocurrencias divertidas y especulaciones sobre las preferencias sexuales de anteriores visitantes garabateadas en la mayoría de las superficies. 
  • La lujosa suite diplomática del Hans Brinker Budget Hotel, Amsterdam (donde se encuentra la única bañera existente en el Hans Brinker). 
  • Puertas que cierran. 

Por último, recuerda a los clientes que:  Los que deseen alojarse en el Hans Brinker lo hacen por su propia cuenta y riesgo y no responsabilizarán al hotel por intoxicación alimentaria, crisis de nervios, enfermedad terminal, pérdida de extremidades, contaminación radiactiva, ciertas enfermedades asociadas con el siglo XVIII, peste, etcétera.

Evidentemente, esta auto-etiqueta se trata realmente de una estrategia publicitaria que se basa en la utilización de la  «psicología inversa», un riesgo que no muchos hoteles están dispuestos a enfrentar de cara a sus huéspedes.

Se trata de una estrategia arriesgada pero innovadora de promocionarse. La forma de darse a conocer al mundo que utilizan resulta chocante y rompe con las características usuales de la publicidad. Como todos sabemos, la publicidad se caracteriza sobre todo por exagerar «la parte buena» de los productos y vender valores positivos, elementos que la mayoría de veces no coinciden con la realidad.

El hotel Hans Brinker ha optado por la vía totalmente opuesta. Su campaña se basa en exagerar los valores negativos de forma cómica e irónica.

Sin embargo, aunque parezca increíble, su técnica está funcionando y su hotel cuenta con un altísimo índice de ocupación. Los expertos aseguran que el público que lo visita se da cuenta de que “en realidad no es tan malo como ellos se empeñan en publicitar”. La realidad es que simplemente se trata de un hotel de bajo coste, sencillo y sin grandes comodidades pero que se aleja mucho de la idea de cárcel que venden.

Además, su tarifa es de 25 euros por noche, lo cual es un punto a su favor puesto que realmente la mayoría de sus clientes son estudiantes o viajeros «low-cost», ya que se considera un hotel muy festivo.

Pero esto no es todo, gracias a su «éxito» el hotel ha creado alrededor suyo toda una campaña e incluye en su página web un apartado de «stuff».

El Hans Brinker tiene incluso un libro donde se cuentan «muchas cosas que preferirías no saber acerca del hostal parecido al infierno, pero sin calefacción» y también dispone de una tienda con merchandising.

Además, en su página web cuentan su historia desde 1996 hasta la actualidad, incluyendo todas las campañas publicitarias, a cada cual más graciosa y original, siempre con la misma temática de «cutrez».

Estos son algunos de sus anuncios:


Su exageración en cuanto a la idea de ser «el peor hotel del mundo» llega hasta tal punto que se auto-etiquetan de forma irónica como un hotel eco-friendly. 

El Hans Brinker Budget Hotel ha estado ayudando al planeta, sin querer, desde 1970. Es un hotel donde las bombillas no funcionan. Donde el ascensor se queda fuera de servicio por varios días. Este es un hotel que tuvo la visión de pensar: ¿por qué desperdiciar la energía? y ¿dónde están las pantallas planas, consolas de juegos y mini-bar? ¿donde están la piscina, la sauna y el jacuzzi? Usted no los encontrará aquí. Sólo cuatro paredes, una cama y aire acondicionado con dos opciones: ventana abierta o ventana cerrada. 

Su última estrategia publicitaria es un canal en YouTube, donde sus “fans” o cualquier cliente que haya visitado el hotel puede subir vídeos de temática libre, con una sola condición: mencionar a Hans Brinker a través de imagen o sonido.

Esto implica que cualquier persona ayuda a publicitar el hotel con sus videos de forma sencilla y sin grandes sumas económicas. Podría decirse que es una «manera digital» de hacer lo se conoce como el boca a boca.

Aquí os dejo uno de los videos realizados por la gente:

Aún así, lo más llamativo de la acción, ideada por la agencia creativa con la que trabaja el hotel, KesselsKramer, es que por cada vídeo que consiga 1.000 visitas, el Hans Brinker pagará 10 dólares en efectivo a su autor.

Esta acción evidentemente beneficia al hotel y no a los autores de lo videos puesto que es una forma de incentivar la creacción de videos publicitarios y la tranmisión de estos a otras personas con la intención de que la existencia del hotel llegue a cuanta más gente posible.

Pero no solo es original esta idea, sino la forma en que el propio hotel la anuncia desde su canal de youtube mediante un peculiar texto:

«Promociona el peor hotel del mundo y consigue dinero. Creemos en la publicidad. Pero no confiamos en la imaginación de las agencias de publicidad. Es por eso que nosotros le pagamos 10 euros por realizar publicidad de nuestro hotel. Puede tratarse de un gatito hablando, su amigo borracho en bicicleta o un video de Rick Astley. Sólo asegúrese de que usted menciona Hans Brinker Budget Hotel. Al llegar a una 1.000 visitas Hans Brinker le pagará 10 euros en efectivo. Eso es ya la mitad de una noche de no dormir en el hotel más desalentador de Amsterdam»

¿Ahora que lo conoces, te alojarías en un hotel como Hans Brinker?

Alba Verdés Rubio

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